Óscar era funcionario del Banco de Previsión Social y militante del Frente Amplio. Su casa fue allanada pasada la medianoche, él 21 de junio de 1977, en un operativo de efectivos de las Fuerzas Conjuntas vestidos de civil fuertemente armadas

Óscar José Baliñas Arias

Datos personales:

Sexo: Masculino.
Documento de Identidad: 843.402.
Credencial Cívica: AZA 15798.
Individual dactiloscópica: E 2333 I 3122.
Edad: 37 años.
Fecha de nacimiento: 02.10.1939.
Lugar: Montevideo.
Nacionalidad: Uruguaya.
Estado civil: Casado.
Hijos: 2.
Domicilio: Fernández Crespo 2442, apto. 2, Montevideo.
Estudiante:
Ocupación: Funcionario del Banco de Previsión Social (BPS).:
Militancia: Movimiento Popular Unitario (MPU), integrante del Frente Izquierda de
Liberación (FIDEL), Frente Amplio (FA).

Detención

Fecha: 21.06.1977.

Lugar: En su domicilio, Fernández Crespo 2442, apto. 2, Montevideo. Uruguay.

Hora: 1.30 de la madrugada.

Reclusión: Centro clandestino de detención “La Tablada”.

Circunstancia: Su casa es allanada por efectivos de las Fuerzas Conjuntas vestidos de particular. Al no encontrarse en la misma, sus familiares son retenidos. Al llegar a su domicilio en horas de la madrugada es detenido.

Testigos: Áurea Puppo de Baliñas (esposa), Máxima Arias de Baliñas (madre), Cristina Naya (vecina), Manuel Ucha (portero del edificio).

 

Testimonios: Testimonio de Áurea Puppo de Baliñas ante el Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 5º Turno (31.07.1985): En la madrugada del 21 de junio de 1977, serían las 24.00 horas tocaron timbre y golpes en la puerta de mi casa. Yo estaba durmiendo, me levanté y pregunté quién era y me dijeron: las Fuerzas Conjuntas. Sin abrir del todo la puerta, que tiene una tranca, les pedí que se identificaran, y me mostraron una tarjeta que decía que eran de las FF.CC. Eran tres personas vestidas de particular y todos armados. Alguno tenía metralletas, no se si los tres, pero todos tenían armas, allí saqué la tranca y pasaron, preguntaron por mi esposo, les dije que en ese momento no se encontraba en casa, entonces revisaron toda la casa, biblioteca, mesa de luz, todo. Estuvieron mucho rato, incluso uno de ellos volvió a bajar, y se llevaron unos libros, entre ellos una revista de “Marcha” y un papel que dijeron era una carta. Yo les pregunté qué carta y dijeron que era la carta del Partido, y eso también se lo llevaron. Como mi esposo no llegaba se comunicaron por teléfono con alguien y decían “punto rojo”. Entonces vinieron otros dos de particular y armados, los dejaron de guardia y los tres que vinieron primero se fueron y me dijeron que si sonaba el teléfono yo no podía atender. Mi esposo demoró y llegó de madrugada, y cuando lo hizo le dijeron que estaba detenido y uno de ellos fue a hablar por teléfono, enseguida bajaron con mi esposo. Yo cerré la puerta y miré por el balcón, era una noche de niebla y vi un vehículo que estaba abajo, de color verde como los que usaba el Ejército que había unos hombres que se veía usaban unas capas largas y lo hicieron subir allí y no lo vi más.

Testimonio de Máxima Arias de Baliñas ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron: El día 21 de junio de 1977 aproximadamente a las 0.30 horas, tres personas con vestimenta de civil, se presentaron en el domicilio de mi hijo, sito en la calle Daniel Fernández Crespo 2442 apto 2, y exhiben a su esposa Áurea Puppo una tarjeta de identificación como integrantes de las Fuerzas Conjuntas. En el exterior del edificio se pudo observar soldados con poncho del Ejército. En mérito a que mi hijo no se encontraba en su domicilio lo esperaron hasta las 3 horas, momento a que arriba al hogar y proceden a detenerlo. Es importante destacar que mientras esperaban la llegada de mi hijo, una de las personas utiliza el teléfono para hacer una llamada e identifica la operación o se identifican como “Punto Rojo”. Luego de detenerlo lo suben a un automóvil verde y a la vuelta se encontraba estacionado un automóvil VW de color blanco. Posteriormente fue salvajemente torturado en La Tablada. Registran la vivienda y se llevan libros y un documento: “Carta del Partido Comunista”. A los pocos días vuelven al domicilio varias personas de civil entre las que se encuentra una mujer y retiran un papel de su escritorio.

Testimonio de Cristina Naya en la audiencia complementaria ante la Jueza Letrada de Primera Instancia de lo Contencioso Administrativo de 2º Turno (06.05.1988): Conozco la actora porque vivimos en el mismo edificio desde hace 25 años; en Fernández Crespo 2442. Conocía a Óscar Baliñas, era vecino; hace 21 años que no lo veo (…). Yo presencié un operativo de los militares en el edificio mencionado, en la noche del 20/6 a las 12 de la noche tocaron timbre en mi casa. Había que bajar a abrir y como era tarde me asomé por la ventana y tres personas me dijeron que eran de las FF.CC. y como estaban de particular no bajé y llamé al 890 de la Jefatura y dije lo que pasaba y me dijeron que el operativo era positivo. Yo me identifiqué al llamar a la Jefatura. Me dijeron que no bajara a abrir y que mandaban a un patrullero, lo hicieron, mandaron el patrullero 22. Quien les abrió fue el portero. Casi inmediatamente me asomé a la ventana y vi un despliegue de camionetas verdes y un Volkswagen blanco a contramano, con focos encendidos. Yo vivía en el primer piso y Baliñas vivía exactamente sobre mi apartamento. A eso de las 2 de la mañana tocaron timbre y me dijeron que eran las FF.CC. Nos tomaron datos por desacato a la autoridad, luego se fueron de mi casa, no del edificio. Yo sentía ruidos en el apartamento de Baliñas, desde que llegaron hasta las 3 de la mañana. Yo no vi en el momento que llevaban a Baliñas, pero sentía el movimiento de puertas. (…) A la mañana siguiente, había una persona con capa verde; una capa verde militar, esas capas eran muy comunes en los militares; era un uniforme militar, en la puerta del edificio. (…) Al año del hecho recibimos una citación de Jefatura; yo, mi esposo y el portero; nos interrogaron sobre lo que había pasado. Y que yo había llamado al 820 (…).

 

Atribuido a: Operativo a cargo del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).

 

Casos conexos: Operativo represivo contra el Partido Comunista (PCU). Detenciones y posterior desaparición de Luis Arigón (13-14.06.1977), Óscar Tassino (19.07.1977). También será arrestado y desaparecerá, el maestro y periodista Julio Castro (01.08.1977). 

 

Desaparición
Fecha posible de fallecimiento: 18-19.07.1977.
Lugar: Centro clandestino de detención “La Tablada”.
Circunstancia: Es severamente torturado en razón de que su padre era el Gral. Arturo Baliñas, integrante de la dirección del Frente Amplio, también detenido. Tuvo un desequilibrio síquico a consecuencia de la tortura.
Habría muerto en el primer piso en “La Tablada” (no en el segundo piso donde se torturaba habitualmente), a consecuencia del golpe y apaleo por parte de un guardia. Según el informe de las Fuerzas Armadas al Presidente de la República, muere en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas por “rotura de bazo”.
Testigos: Ricardo Rosa (detenido), Eduardo Platero (detenido).
 
Testimonios: Testimonio de Ricardo Rosa ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron: (…) Fui detenido el 21 de junio en horas de la tarde de las oficinas de CALFORU y llevado directamente a La Tablada (….). En lo que tiene que ver con Baliñas, durante un par de días estuvo de plantón, al lado mío, en el patio de La Tablada. (…) Que lo haya reconocido se debe a que pude oír no solamente el nombre de Baliñas sino que, en los cambios de guardia, cuando había un interrogatorio, él decía: “soy el hijo del General Baliñas”, a lo que le contestaban, entre otras cosas, “tu viejo no es general”. (…)  Él estaba siendo duramente torturado. También tenía respuestas agresivas con la guardia; en una oportunidad recuerdo que Baliñas se tomó a golpes de puño con la guardia; se le tiraron encima seis o siete guardias y fueron muy violentos. Hubo patadas hasta que una guardia femenina –allí había también guardia femenina recomendó a sus compañeros pisarle la cabeza: “písenle la cabeza”, dijo (…). No supe más nada de él.
 
Testimonio de Ricardo Rosa ante el Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 5º Turno (05.12.1985): (…) Yo había estado con él en La Tablada. Estando de plantón, al lado mío había una persona que dijo ser el hijo del General Baliñas, a lo que la guardia le respondió que era el hijo del “ex-General Baliñas”. Esto ocurrió varias veces en ese momento, en que se produjo una especie de pelea con la guardia, y a partir de ese momento no supe más nada de él. Supe sí, que posteriormente había sido retirado de ese lugar.
 
Del testimonio de Eduardo Platero ante IELSUR (15.03.1985): Conocía a Baliñas como integrante del Movimiento Popular Unitario del que era secretario. Militante del FIDEL. Fue detenido el 13.6.1977 (E. Platero), a las 11.30 de la noche. Estando parado de plantón días después de haber llegado a ese lugar (La Tablada), estaba parado cerca de él un hombre bajo, robusto y pelado (las dos primeras características las advirtió porque se lo llevó por delante varias veces en el episodio que pasa a narrar y lo de pelado por las bromas de los guardias).  Este hombre comenzó a delirar y el delirio le dio por arremeter contra la puerta cerrada, reiteradas veces, llevándose también la puerta por delante. Cada vez que arremetía contra la puerta golpeándose contra ella, los guardias lo golpeaban brutalmente con sus bastones y lo obligaban a volver a su lugar. Este operativo se repitió varias veces y el ensañamiento de los guardias en castigar fue cada vez mayor.
Como consecuencia de este tratamiento en determinado momento se quejaba mucho y comenzó a vomitar sangre. Al principio no le hicieron caso, pero luego en vista que los quejidos y los vómitos continuaban lo llevaron a un calabozo.
Dicho calabozo estaba ubicado atrás, a la derecha del declarante, sector oeste. Sería el calabozo 2 o 3 entrando de la puerta a mano izquierda. Por quedar cerca de él, podía escuchar todo lo que sucedía. En el calabozo la persona siguió delirando, quejándose y vomitando hasta que en determinado momento en que la cosa siguió empeorando, la guardia llamó a un cabo y éste a posteriori al médico. Cuando éste llegó, dijo para qué lo habían llamado, que ese hombre ya estaba muerto.
No tiene muy claro el cómputo del tiempo, pero cree que comenzaron a golpearlo de tarde, que vomitó horas y que murió de madrugada. Se produjo gran nerviosismo, idas y venidas y el cabo le reprochó a los guardias: “No les dije que si se pone loco sólo pueden pegarle en los brazos y en las piernas. Después informan arriba y si allí les dicen que los maten, no importa porque allí es responsabilidad de los viejos, pero acá es responsabilidad de nosotros”. O sea que lo mató la guardia por exceso de aplicación de la norma de castigar al preso que se rebelaba. (…).
 
Testimonio de Eduardo Platero ante el Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 5º Turno (08.11.1985): (…) A determinada altura, ya en la noche o de madrugada, esa persona no se pudo levantar y lo sentí vomitar y quejarse que estaba vomitando sangre y luego de intentar hacerlo levantar a golpes, en una escena inenarrable, esa persona fue introducida en unos calabozos que estaban atrás y a mi derecha, y quedó allí sin duda tirado en una cucheta del Ejército doble, sin duda con la puerta abierta para que los custodias lo continuaran vigilando, cosa que me permitió oír la forma que esa persona se quejaba, sus reiterados vómitos y pedía asistencia médica, insistiendo mucho en que vomitaba sangre. Esa asistencia no le fue prestada, hasta que en la madrugada, sucedió que el Guardia llamó al 1, que era el número con el que se identificaba al que estaba a cargo y le dijo: “me parece que este viejo se murió”, la forma de referirse a nosotros era como ‘viejos’ o como ‘pichis’. Eso hizo que hubiera corridas detrás nuestro, que se llamara a gente y un tiempo después vino alguien que si no era médico era entendido. Esa voz de la persona que oficiaba como médico, dijo malhumorado: “para que me llaman ahora, si está muerto hace rato”. En ese momento a los que estábamos de plantón, nos obligaron a acostarnos también y se hizo un silencio, y daba la impresión que lo estaban envolviendo, que lo sacaban envuelto. Se produjo una especie de silencio mayor después de eso y el fin del episodio, alguien con voz de clase, no de oficial, le recriminó a los soldados que estaban allí: “Uds. están locos, nos dejaron pegados a todos”, y les dijo como una especie de instrucción: “no les dije que cuando un pichi de estos se hace el loco, lo llevan para arriba, allá arriba si los viejos dicen que lo matás, lo matás (…) a lo sumo le pegás en los brazos, pero no en el cuerpo”.
Dos o tres días después yo fui llevado al Cuartel y la rutina de la salida de un preso en La Tablada incluía su aislamiento en un calabozo dos horas antes. Y a mí me metieron justamente en ese calabozo, donde se había muerto esa persona y era una pieza que estaba llena de ponchos y ropa que pertenecían a otros detenidos, y en alguna de ellas se veían manchas de sangre, como si hubieran fregado el piso (…). El lugar estaba atestado de ropa, y que algunas de ellas estaban sucias de sangre, como si hubieran usado de trapo para secar algo.
 
Testimonio de Eduardo Platero ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron: (…) Creo que Baliñas fue uno de los que fallecieron cerca de mí; por la impresión física del choque de su cuerpo con el mío, sentí que era una persona más baja que Arigón pero de complexión más fuerte.